La dispraxia es un trastorno congénito o adquirido a edad temprana que, si bien no altera el desarrollo motor en su totalidad, implica dificultades para manejar los movimientos comúnmente utilizados en las actividades diarias (por ejemplo, vestirse, desnudarse, atarse los zapatos) y para hacer gestos expresivos (que sirven para comunicar emociones, estados de ánimo). Además, falta la capacidad de realizar tanto gestos transitivos (que implican el uso de un objeto, habilidades manuales) como intransitivos (no dirigidos a un objeto o contenido).